Escuchar con empatía, es una competencia a desarrollar para cualquier líder. En esta nota abordamos algunas herramientas para lograrlo.

¿Nos escuchamos? Algunas claves para escuchar con empatía y mejorar la comunicación

¿Cómo entender las necesidades de un equipo, clientes, colaboradores, jefes o colegas si no nos escuchamos empáticamente? 

 

Hace un tiempo se hizo viral un posteo que relata un diálogo entre un niño y su padre que grafica el sentido de la escucha empática como acción fundamental para cualquier líder. El hijo llamaba a su papá, él le contestaba qué necesitás mientras seguía mirando su teléfono celular. El niño con una sabiduría enorme le toma la cara y le dice: “escuchame con los ojos”. 

Escuchar supone, tal como dice otra nota de este blog, que hay que hacerlo en silencio, sin interferir, con curiosidad y con atención por lo que el otro está diciendo

El acto de escuchar es respetar por sobre todas las cosas aquello que un otro diferente a nosotros, expresa. Paralelamente, la escucha empática genera una transformación en quien escucha, si lo hace realmente con todos los sentidos. 

Las relaciones se pueden valorar por el nivel de escucha entre sus miembros. Es muy común escuchar la frase “mi jefe no me escucha”. ¿Por qué no escucha? ¿Las personas no se expresan?, ¿no se hacen entender?, ¿les faltan o les sobran recursos? 

La escucha está intrínsecamente vinculada al liderazgo, es una competencia que se debe desarrollar cuando se está a cargo de equipos o se tiene como objetivo hacerlo. Para lograr que sea efectiva podemos seguir algunos lineamientos que nos permitan mejorarla.

 

¿Cómo lograr una escucha efectiva?

 

Para lograr una escucha empática y efectiva primordialmente debe haber una predisposición a estar para el otro y compartir una conversación. Escuchar con los ojos, diría el niño del posteo. 

 

En su libro “Actos del lenguaje Volumen I: La escucha”, Rafael Echeverría nos acerca algunas herramientas básicas para reducir la distancia que se genera entre lo que decimos y lo que es interpretado. 

Para ello propone tres acciones concretas:

Verificar escuchas

Este es un ejercicio que podemos hacer desde diferentes roles. Ya seamos oradores o personas que escuchan. Podemos hacer preguntas que nos permitan conocer qué entendió el otro sobre lo que dijimos. Es importante que el interlocutor no repita los conceptos sino que use sus propias palabras para valorar si nos estamos entendiendo. Darle tiempo a estos espacios, evitan malos entendidos que pueden ir creciendo en el tiempo. 

Compartir inquietudes

Saber para qué estamos reunidos o el motivo de la reunión o conversación le da un marco de igualdad a quienes comparten el espacio. Salvar esta cuestión le da contexto a quien escucha sobre las intenciones o inquietudes de quién le habla. Y a la vez, permite entablar conversaciones genuinas sin grises ni posibles juicios negativos.

Indagar

Este punto es clave para lograr una comunicación efectiva. Y para ello, debemos escuchar con mucha atención. La indagación dependerá del tenor de la conversación y la clave está en saber preguntar para validar, chequear, ampliar, conocer o entender a quien nos habla e interpretar su mensaje. 

Escuchar es un acto empático por definición. ¿Qué esperás para poner en práctica estos pasos y desplegar tus habilidades como un líder que sabe escuchar?

Vivir plenamente: ¿hace cuánto que no tenés un momento para vos?, leela acá.